En el hotel cogió el papel del minibar y escribió un dictado. Otros tuitean besos y dominan Instagram, él gratifica al público, que también ha corrido riesgos. Quizá leas estos días en Facebook cómo pide ayuda para elegir una canción. Hazte cargo; son abrumadores el repertorio y la riqueza semántica de un tipo para el que las frases pesan “un 60%, como poco”. Recuerda que, en su día, dijo a una multinacional: “Si queréis ganar dinero, contratad a Miliki”. Observa que aún se declara encantado de colgarse la guitarra y “salir ingenuamente a por todas” a pesar del “mamoneo de los medios de comunicación”. El sábado en Salamanca se vistió con americana y camperas, y lógicamente se quedó desnudo. Tal vez desconfiado de su estado actual, con el auditorio lleno, volvió rápidamente sin haberse ido, como pidiendo disculpas por estar sólo él en su gira en solitario. El público elegirá las canciones hoy y las próximas noches del mismo modo que las canciones eligen al público; lo apresan y ya no lo sueltan. Esos versos de “Piedras y Flores” te asaltan en duermevela. La dosis asumible de amargura de “Pequeño Rock and Roll” y “En el Backstage”. Es Quique González el que sortea como un púgil abotargado el espacio entre sus tres guitarras Gibson y el taburete capitoné del piano de cola. Una pequeña estufa y una mesita refuerzan la hospitalidad. Da las gracias y, al final, hace un remedo con ese agradecimiento de los actores aficionados; a medio camino entre una genuflexión y un paso de polka. Ha vuelto a los teatros, a una escena sobria, al sonido austero. Esta es la gira de desnudo integral de Quique González. Trastes y voz no restan un ápice de energía. Te escucha y canta lo que dices: “Calles de Madrid”, “De haberlo sabido”, “Hasta que todo encaje”. Te escucha incluso a ti que, voz en alto, insistes con una canción extemporánea para el espacio próximo, austero, en el que los versos, acordes y algún punteo tenue van pasando por delante, en ristra. Un móvil prorrumpe nada más comenzar el concierto. “Gracias que tengo tiempo de afinar”. La regulación de las cuerdas consume los intermedios; “merece la pena”, se justifica. Canta cada vez mejor. Tímidamente dice a una chica que “Crece la hierba” es para ella. No sé si es malo o es bueno. Vuelve a “Los Desperfectos” sin haber ensayado mucho. Por supuesto que toca “Salitre”. Busca un acompañamiento para sonidos inéditos como “Día del año nuevo”, un blues pendenciero al piano, y la reciente “Clase Media”, la típica canción tan redonda que se expone a perderse un disco. Su música es una hoguera. Las letras, transformadoras, son el contexto si te pierdes. “Te vi bailar bajo la lluvia, te limpié el corazón de arena. Tu sexo es carne de aceituna, de un olivo en la carretera”. Por ejemplo. El profesor Pryzbylewski (antes policía) limpió el estropicio en su aula de Baltimore con Johny Cash de fondo; el cancionero de Quique González también cauteriza. No hay aditivos en esta gira llamada “Carta Blanca” que reproduce su viaje en soledad al pasado, al blanco y negro en el Rincón del Arte Nuevo de la mano de Enrique Urquijo, o a los órdagos a todo o nada contra las multinacionales. Aunque poco se asemeje la acogida actual (no te despistes, las entradas vuelan), después de nueve discos y centenares de directos, a aquellos comienzos de anonimato y locales desangelados. El músico de nombre común ahora es extraordinario.
– – –
Lista de canciones
Trucos fáciles para días duros
Nos invaden los rusos
Rompeolas
El día de año nuevo
Dos tickets
Piedras y flores
Pájaros mojados
Crece la hierba
Ayer quemé mi casa
Días que se escapan
Avenidas de tu corazón
Bajo la lluvia
Pequeño rock and roll
Calles de Madrid
A cara de perro
Nadie podrá con nosotros
Polvo en el aire
Salitre
Clase media
Hasta que todo encaje
Vidas cruzadas
En el backstage
Los desperfectos / Rock and Roll (Led Zeppelin)
Avión en tierra
De haberlo sabido
Teatro Juan del Enzina (Salamanca) – 28/02/2015 – Unas 300 personas
– – –
Mucho mejor contado aquí
Gracias por enlazar nuestra publicación y el setlist. Un saludo.
precioso el articulo, se agradece cuando alguien habla con tanta pasión de aquello que tu también admiras profundamente.